Nunca imaginamos que este blog, dedicado a dar a conocer qué hacemos o qué podemos hacer como investigadores por las empresas, organismos públicos y sociedad en general, iba a servir como reconocimiento, recuerdo y homenaje a uno de nuestros queridos miembros de equipo, Antonio Muñoz.
Varias veces hemos hablado de las consecuencias económicas de la pandemia, siendo muy conscientes de que las verdaderas consecuencias eran las pérdidas humanas. Más de 3 millones de personas en el mundo y unas 80 mil en España, han fallecido hasta el momento. Cifras increíblemente altas que dejan enormes vacíos y verdaderos dramas, difíciles de entender y asumir. Pero lo triste es que estas cifras que, evidentemente, impresionan y entristecen, no se comprenden verdaderamente hasta que pierdes a uno de los tuyos.
Y así ha sido. La vida de Antonio fue segada por el Covid-19, el 1 de mayo de 2021, tras luchar contra la enfermedad y sus terribles secuelas durante casi un mes. Sinceramente, seguimos sin creerlo. Hemos perdido una gran persona, un buen compañero y amigo pero, también, un excelente docente, un inquieto investigador y un apasionado de la política académica y de la política en general.
Antonio, turolense de nacimiento y de corazón, estudió en la Universidad de Zaragoza la Licenciatura de Económicas y Empresariales. Tras licenciarse inició su carrera profesional en la Confederación de Empresarios de Teruel donde trabajó, durante casi 10 años, apoyando constantemente a la empresa y a su ciudad. Esta experiencia le permitió conocer de cerca el entramado empresarial aragonés.
El nuevo siglo y el amor hizo que su vida cambiara de rumbo y tímidamente, pero con valentía, se acercó a nuestro departamento, el actual departamento de Dirección y Organización de Empresas. En el año 2002 se incorpora al mismo y se enfrenta a una nueva etapa de su vida. Se inicia en la investigación con su Tesis doctoral “Localización empresarial y ventaja competitiva: aplicación a las comarcas aragonesas”, dirigida por dos compañeros del grupo, los profesores Lucía García y Manuel Espitia. En 2008 la defiende, alcanzando la máxima calificación. No solo superó con creces las dificultades de afrontar una investigación de calidad, sino que consiguió el reconocimiento a su trabajo con el Premio de la Real Academia de Doctores de España (Ciencias Sociales y Jurídicas) en 2009. Toda una demostración de su gran valía académica.
A partir de ahí, ha ido publicando numerosos trabajos en diversas revistas nacionales e internacionales de reconocido prestigio y ha participado en importantes proyectos de investigación. La transferencia, que cada vez alcanza mayor reconocimiento, también ha sido un pilar fundamental en su vida. Ha participado en proyectos de transferencia, normalmente con las administraciones públicas, destacando los relacionados con la logística, con la diversificación productiva y con el impacto en un área metropolitana de las líneas aéreas de bajo coste. Su conocimiento y su pasión por la Economía también lo compartía con la sociedad a través de su sección “las cuentas claras” en el Diario de Teruel, en el que escribía los domingos desde finales de 2019.
Sin duda fue un excelente docente, comprometido con el alumnado de la actual Escuela de Ingeniería y Arquitectura. A lo largo de sus casi 20 años como docente, impartió asignaturas en diferentes grados y postgrados, dirigió numerosos trabajos fin de grado y contribuyó a formar a numerosos y valiosos profesionales.
Todo el que lo conocía, sabía de su interés por la política en general y por la política académica en particular. Numerosas han sido las discusiones de café, comidas y cenas hablando sobre estos temas. Hablaba con pasión y con fe ciega en que las cosas se podían hacer mejor. Eso le llevó a estar tremendamente comprometido con la institución académica, y desempeñó cargos de responsabilidad de departamento (Secretario), de centro (Secretario y Subdirector) y de universidad (Director de Secretariado de Estudios de Grado).
Es difícil resumir una vida académica tan intensa en unas pocas líneas y es difícil despedirse de un compañero y amigo. Por eso, estas breves palabras no tienen otro fin que reconocer la valía de Antonio y constatar que su vida ha dejado una huella inmensa e imborrable.
Antonio, allí donde estés no te olvides de nosotros, aquí no podremos olvidarte jamás. Descansa en Paz.
Sus compañeros del Grupo de Investigación COMPETE